En la actualidad, las etiquetas que indican que un producto no contiene siliconas se han popularizado, principalmente en los productos de cuidado personal y cosméticos. Pero ¿qué tan ciertas son las ideas difundidas sobre las siliconas?
Hoy en el blog de Pochteca te contaremos los mitos e ideas más comunes sobre las siliconas, así como la realidad sobre estas sustancias y sus beneficios en la industria. ¡Quédate a leer!
Mito 1. Las siliconas son derivados del petróleo
Actualmente, muchas personas piensan erróneamente que las siliconas son sustancias derivadas del petróleo y que contienen microplásticos.
La realidad es que las siliconas son polímeros sintéticos que se producen a partir de compuestos de silicio, como el clorosilano. Las sustancias que terminan con el sufijo “one” u “ona”, como dimethicone o dimeticona son siliconas que se pueden encontrar en formato de gel o aceite.
El sílice o silicio es un compuesto que se encuentra en la arena y contiene dos de los elementos más abundantes: el silicio y el oxígeno. Por ello, las siliconas no se pueden considerar petroquímicos ni microplásticos.
Mito 2. Las siliconas se bioacumulan y dañan al medioambiente
Como mencionamos, las siliconas son productos sintéticos basadas en un ingrediente natural: el silicio.
La realidad es que son productos inertes, que no se bioacumulan en el medio ambiente ya que son moléculas muy grandes como para atravesar las membranas celulares, no dañan la vida acuática, los ecosistemas ni son tóxicas.
Desde la década de 1950 se utilizan las siliconas en aplicaciones cosméticas; de hecho, se estima que más del 50% de los productos de cuidado personal contienen al menos una silicona, y se utilizan precisamente por su bajísima toxicidad.
Además, las siliconas comerciales se fabrican con base en los principios de The Vegan Society, por lo que no son testados en animales, se consideran veganos y contienen ingredientes libres de organismos genéticamente modificados (OGM).
Mito 3. Las siliconas dañan el cabello
Esta es una idea muy difundida en redes sociales por creadores de contenido, que las siliconas provocan daños en la salud capilar.
La realidad es que las siliconas no “tratan” el cabello, ya que no aportan nutrientes. Su función es crear una película protectora por encima de la cutícula para evitar que la radiación solar o la temperatura de los alisadores y secadoras dañen el cabello por el calor extremo al que lo someten.
Su acción protectora reduce el encrespamiento, da brillo y alisa el cabello, con mejoras estéticas inmediatas.
Por ello, al dejar de utilizar productos con siliconas, el cabello vuelve a lucir opaco, seco o se ve dañado por los alisadores al no tener la capa protectora de las siliconas.
Mito 4. Las siliconas dañan la capa de ozono
Muchas personas confunden a las siliconas con otras sustancias químicas, como los clorofluorocarbonos (CFC) o cloro gaseoso que se utiliza en los sistemas de enfriamiento por gas. También los confunden con los siloxanos volátiles que contribuyen al smog urbano.
La realidad es que las siliconas no contienen cloro ni siloxanos volátiles como los metacrilatos. Esto significa que su uso no contribuye a al daño a la capa de ozono o a la formación de ozono a nivel de suelo, que es la principal causa de la formación de smog.
Mito 5. Las siliconas obstruyen los poros
Este mito tiene una idea correcta: las siliconas no permiten el paso del agua, pero sí son transpirables. Esto significa que el oxígeno, el nitrógeno y los vapores de agua sean transportados a través dentro y fuera de la piel.
De hecho, algunas siliconas se usan para formular productos que eviten la pérdida de agua de la piel, lo que causa sequedad y deshidratación.
Por ejemplo, las encontramos en cremas hidratantes, pomadas y ungüentos para tratar heridas de la piel, previniendo que la pérdida de agua irrite o dañe la piel lastimada.
Mito 6. Las siliconas son comedogénicas
Este mito va relacionado con el anterior, ya que hay quienes dicen que las siliconas provocan comedones, granos o espinillas.
La realidad es que las siliconas son resistentes a la oxidación, no se enrancian, no son comedogénicas ni causan irritación en la piel. Además, no se ven afectadas por el crecimiento de microorganismos nocivos.
Mito 7. Las siliconas son alérgenos
Si bien hay personas que presentan alergias a productos cosméticos que contienen siliconas, estas sustancias no se consideran alérgenos.
De hecho, después de haber sido testadas dermatológicamente a través de los años y en diversas investigaciones, no se han demostrado reacciones alérgicas asociadas a las siliconas.
Al contrario, se consideran hipoalergénicas y seguras para usarse en pieles sensibles, lastimadas o con heridas superficiales.
Mito 8. Las siliconas se acumulan en la piel y el cabello
Muchas personas piensan que las siliconas se acumulan en la piel y el cabello y que son imposibles de eliminar.
La realidad es que los niveles de deposición de silicona en la piel y el cabello dependen del producto y la cantidad utilizada, por lo que pueden eliminarse fácilmente después del enjuague o al desmaquillarse.
Si bien las siliconas no son biodegradables en el sentido tradicional, se degradan descomponiéndose en agua, sílice y dióxido de carbono, por lo que se eliminan fácilmente con agua y jabón.
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